Miércoles 17 de febrero de 2016, por Mª Carmen Lago (actualizado el 16 de febrero de 2016)
Hace mucho tiempo, en un cierto colegio hubo un grupo de niños y niñas a los que se les ocurrió una genial idea. Querían ser Cuenta cuentos. Se sabían muuuuuchos cuentos, cuentos de animales, de princesas, brujas y castillos encantados.
Un día hablando entre ellos llegaron a una conclusión, todos esos cuentos tenían que cobrar vida y ser conocidos por todos los niños del colegio. Así, decidieron hacerse unas bonitas máscaras y practicar mucho para que no se les olvidara nada del cuento.
Pero tenían un problema, ¿a quién les iban a contar esos cuentos?
Todos preocupados, pidieron ayuda a unas maestras que por allí rondaban.
No os preocupéis, dijeron las maestras. - Entre todos encontraremos la solución, sólo tenemos que pensar.
Y después de pensar, pensar y pensar, surgió la solución.
¿Qué tal si se los contamos a los enanitos del cole? Seguro que nos quieren ayudar y nos prestarán sus orejas.
¡Siii!, gritaron todos entusiasmados. Cogieron sus máscaras y llegaron al bosque de los cuentos.
Allí estaban los enanitos con sus orejas preparadas para escuchar un estupendo cuento, era El gato con botas.
Fue todo muy divertido y se lo pasaron genial. Al final, los cuenta cuentos fueron despedidos con vítores y aplausos, esperando volver a repetir la gran aventura.
Y colorín colorado este cuento se ha terminado y el que no levante el culo... ¡se le quedará pegado!